Lo encontramos en las latas de bebidas, pero también en los coches, aparatos electrónicos, aviones, electrodomésticos… “Cada vez hay más componentes fabricados con aluminio, es un material claramente en auge”, señala Carles Rivera, coordinador gerente del Pacte Industrial de la Regió Metropolitana de Barcelona. El presidente de la Asociación Española del Aluminio (AEA), Armando Mateos, afirma que no es “descabellado plantear el aluminio como alternativa de hecho al hierro en un cada vez mayor número de productos, pero aspiramos también a sustituir al plástico en muchas de sus actuales aplicaciones”.
Son muchas las propiedades que lo convierten en un metal apreciado por la industria: su ligereza, capacidad de conducción del calor y la electricidad, maleabilidad, resistencia a la corrosión o su larga vida. Las empresas del sector, agrupadas en la AEA, destacan también su reciclabilidad y sostenibilidad. En opinión de la entidad, estas dos virtudes hacen del aluminio uno de los materiales de primera línea en la transición hacia un economía circular, aquella en la que no se producen residuos porque son reutilizados como materias primas, lo que minimiza la extracción de nuevos materiales.
“El aluminio, lo mismo que otros metales, lleva más de un siglo siendo un material que se recicla, fundiéndose y transformándose de un objeto a otro. La producción de aluminio comenzó a llevarse a cabo en el año 1888. Estimamos que, desde entonces, se han producido unos 700 millones de toneladas. Una buena cantidad de ese aluminio, en torno al 75%, sigue aún en fase de uso”, afirma Mateos. El presidente de la AEA añade que sectores como “la construcción y la automoción ya reciclan más del 90% del aluminio que emplean”.
“Es un ejemplo clásico de economía circular porque puede reciclarse infinitamente sin perder sus cualidades”, asegura Miquel Rovira, director de sostenibilidad del centro tecnológico Eurecat. Además, el presidente de la AEA explica que “a la hora de producir aluminio reciclado, hace falta tan sólo un 5% de la energía que se empleó para su fabricación la primera vez”.
Para el año 2020, se estima que el 30% de la demanda mundial de aluminio será cubierta con metal reciclado. Esto significa, sin embargo, que el 70% deberá proceder de aluminio de nueva extracción. “Esto se debe a que es un material cada vez más utilizado, a menudo en usos que tienen una larga vida, y al aumento de la población mundial, que hace crecer la demanda de materiales”, argumenta Rovira.
El experto de Eurecat advierte de que la extracción de la bauxita sí que tiene un elevado coste ambiental y que su transformación en aluminio requiere grandes cantidades de energía. Según los datos más recientes de la Asociación Europea del Aluminio, la huella de carbono de la producción de aluminio primario en Europa es de unos 7 kg de CO2 equivalente por kilogramo de aluminio producido, en comparación con el promedio mundial, de 18 kg. En Europa, la huella de carbono ha disminuido en un 21% desde el 2010 y un 55% desde 1990.
Rovira pone de relieve la importancia de “recuperar el máximo aluminio posible para que pueda ser reciclado”, así como la necesidad de “diseñar los productos de manera que el aluminio que contienen sea fácilmente recuperable al final de su vida útil”.
Autor: Lorena Farràs
Recuperado de: https://www.lavanguardia.com/economia/20191031/471280612959/infinitas-vidas-aluminio-verdadero-rey-reciclado.html
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