De los bombones a la Luna: La historia del aluminio
Es el tercer elemento más común en la corteza terrestre y se encuentra presentes en la mayoría de las rocas, la vegetación y los animales. Desde mediados del siglo XX es el metal que más se utiliza después del acero.

El aluminio es uno de los materiales más utilizados y más conocidos, presente de manera continua
en nuestro día a día, pero pocos saben que es uno de los metales clasificados como estratégicos por el Pentágono, lo que significa que una de las principales prioridades del gobierno estadounidense es asegurar su suministro constante al menor precio posible. De hecho la guerra actual no podría entenderse sin el aluminio. Un ejemplo son las granadas de termita, que provechan el poder explosivo latente del aluminio empleando su alto calor de formación (la
temperatura a la cual se separa del oxígeno), para incrementar su poder explosivo. Fue la base de 70 000 granadas de mano empleadas en la Primera Guerra Mundial y en la Segunda se usó en bombas incendiarias lanzadas sobre ciudades alemanas y japonesas. Hoy el aluminio forma parte de, por ejemplo, la tecnología explosiva de un misil nuclear y de su fuselaje, así como del propelente de los misiles.
Con semejante historia muy pocos conocen la tremenda lucha que los científicos mantuvieron para encontrar un método eficaz que lo extrajera de la bauxita, el mineral donde se encuentra.